Ciudades libres de tráfico y contaminación donde la gente pueda desplazarse con facilidad. Este paisaje idílico está cada vez más cerca de ser una realidad gracias, en gran medida, a la popularización de la micromovilidad y los vehículos compartidos.
Los patinetes y otros medios de movilidad compartida, junto al transporte público, están haciendo de nuestras urbes lugares más limpios y respetuosos con el medio ambiente. Sin embargo, está en manos de los ayuntamientos permitir que la incorporación progresiva de estos sistemas se produzca ordenadamente. Además, este 2023 la descarbonización de las ciudades y el auge de la micromovilidad y los vehículos compartidos cobrarán especial relevancia con la incorporación en 150 municipios de Zonas de Bajas Emisiones. Por ello, será determinante facilitar la transición a estos nuevos modelos de transporte.
Hasta ahora, los ayuntamientos han estado desarrollando de forma independiente cada uno de los concursos públicos para la concesión de vehículos de movilidad personal. Estas regulaciones han sido del todo heterogéneas entre las localidades y han dado lugar a multitud de procedimientos diferentes.
Ante dicha situación, Smart Mobility, el colectivo de movilidad de la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital), ha desarrollado una guía para ayudar a los Ayuntamientos a dotar de mayor seguridad jurídica a las licitaciones para la oferta de patinetes.
Entre las medidas que propone se encuentran:
- Establecer el número óptimo de vehículos, teniendo en cuenta el tamaño de la ciudad y las características de su población. Además, Smart Mobility recomienda que el número de patinetes sea flexible para que puedan adaptarse a la estacionalidad de la demanda y a la evolución de la ciudad.
- Diseñar un sistema de adjudicación de licencias que maximice la competencia entre los operadores, pero sin caer en la fragmentación excesiva del número de patinetes.
- Revisar las autorizaciones de forma recurrente y que la duración sea de 2 a 4 años. Esta propuesta nace para asegurar que las empresas adjudicatarias de las licencias adquieran la experiencia necesaria en la ciudad, pero sin poder quedar desactualizadas en el área.
- Distribuir la oferta atendiendo a los barrios y distritos con mayor presencia y afluencia de habitantes y de turistas. Además, se debería garantizar que la oferta disponible y operativa de patinetes sea, en todo momento de, al menos, el 80% de los patinetes para los que se cuenta autorización del Ayuntamiento.
- Mejorar los estacionamientos de la ciudad. Para ello, se deberían acompañar las licitaciones con ordenanzas de aparcamiento que expliquen las normas a los usuarios. Asimismo, se recomienda invertir en infraestructuras para circular, pero también para aparcar.
- Establecer, de forma clara, los sistemas tecnológicos de geolocalización exigidos a las operadoras para facilitar el orden y el buen estacionamiento de los patinetes .
- Promover la capacidad de conectividad con los sistemas informáticos de la Administración y demostrar que se cuenta con el desarrollo de APIs que lo garanticen. Además se debería determinar que las aplicaciones móviles que habilitan el servicio de los patinetes cuenten con tecnología de geolocalización de los patinetes, de bloqueo de estos o de control de las normas de uso, entre otras funciones.
- Establecer planes de acción público-privados para incrementar la concienciación ciudadana, el conocimiento de la normativa de movilidad y actividades de seguridad vial.
La micromovilidad y los vehículos compartidos tienen un gran potencial para dotar de más eficiencia y sostenibilidad al transporte dentro de las ciudades. Su carácter eléctrico y compartido supone una alternativa más verde y limpia que el vehículo privado convencional, cubriendo las necesidades de varios ciudadanos sin emitir gases contaminantes. Por ello, desde Smart Mobility consideran determinante que se tomen como referencia las medidas presentadas en la anterior guía con el fin de mejorar la convivencia entre estos nuevos modelos, la ciudadanía y otros transportes.