Appinio, compañía especializada en investigación de mercados, ha presentado el estudio ‘6 leyendas urbanas de la movilidad eléctrica’. Dicho estudio, basado en una muestra poblacional de 2.000 personas, con edades comprendidas entre 16 y 65 años, y con un margen de error del 2%, arrojó como principal resultado que los ciudadanos más jóvenes son quienes más apuestan por la electrificación del futuro. De esta manera, el 77% de los jóvenes de entre 25-34 años y el 75% de entre 35-44 años ven muy probable que su próximo automóvil sea eléctrico. Si nos fijamos en un segmento poblacional más adulto, a partir de 55 años, ese porcentaje se reduce hasta el 64%.
El motivo principal de la futura compra de ese vehículo eléctrico es el ahorro de combustible (54%), seguido por un favorecimiento al medio ambiente (50%) y un interés por las nuevas tecnologías (30%). Sin embargo, los todavía conductores de vehículos de combustión, en su mente asocian la movilidad eléctrica a unos precios altos (52%), lo que dificulta su accesibilidad.
Respecto a la prohibición de matricular más vehículos de combustión a partir de 2030, son más afines a esta postura las generaciones más venideras (74% de los jóvenes de 18-24 años). Por el contrario, el 61% de la población más mayor estaría de acuerdo con las limitaciones y restricciones de movilidad impuestas desde la Unión Europea.
Además, más de la mitad de los encuestados, sobre las nuevas formas de movilidad, concretamente acerca del vehículo eléctrico, demandan una mayor información sobre las opciones de recarga (65%), baterías y autonomía (63%), y costes energéticos (61%).
En palabras de Livia Mirón, Directora General de Appinio España, “con este estudio internacional, hemos conseguido ahondar en las motivaciones y barreras a la movilidad eléctrica y demostrar cómo entender las diferencias entre consumidores por país, ciudad, segmento de edad o conductor, por ejemplo, es clave para entender su futuro”. Respecto al conductor del automóvil eléctrico, Mirón señaló que este “no es necesariamente joven, ni soñador, ni viene de países ricos ni del norte de Europa. Es un consumidor heterogéneo, concienciado y crítico que pide información y ayuda para entrar de lleno en un futuro eléctrico”.