La crisis energética está afectando al presupuesto de los consumidores. La subida tanto de los precios del gas, como del coste de la vida, ha conseguido que muchos hogares estén cada vez más preocupados por sus facturas energéticas. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, más conocido por sus siglas IDAE (2016) el mayor gasto energético en las viviendas se encuentra en la climatización del hogar, más concretamente en la calefacción y no en la refrigeración, llegando casi a representar la mitad de la factura de la luz e incluso el 71% en las zonas más frías.
Se establece que con un sistema de aislamiento térmico como es el SATE, fachadas ventiladas o inyección de aislante en la cámara de aire, se puede reducir gran parte de esa dependencia energética de un hogar, hasta un 60% en unos casos. Mientras que, con el aislamiento de las ventanas, según la OCU (2015) se puede ahorrar hasta un 20% en la factura eléctrica.
En este contexto, durante los últimos meses la mayoría de las comunidades autónomas han publicado las convocatorias referentes a las ayudas a la rehabilitación energética de viviendas y edificios, contempladas dentro de los Fondos Next Generation EU. Un mecanismo con el que la Unión Europea busca reactivar la economía tras la crisis generada por la covid-19 y mejorar la eficiencia energética del parque edificatorio.
El Gobierno ha dividido este Plan de Rehabilitación de Vivienda y Regeneración Urbana en seis programas. Uno de ellos va dirigido a la subvención de actuaciones con las que se mejore la eficiencia energética de la vivienda. El cambio de ventanas es una de las actuaciones subvencionables siempre que se cumpla con uno de estos requisitos:
– Reducir la demanda energética anual global de calefacción y refrigeración en al menos un 7%, o una reducción del consumo de energía primaria no renovable de al menos un 30%.
– Actuaciones de modificación o sustitución de elementos constructivos de la envolvente térmica para adecuar sus características a los valores límite establecidos en el CTE.
Para acreditar que se ha logrado este objetivo, debe obtenerse una mejora en el certificado de eficiencia energética. Y deberán aportarse, además, las facturas de las obras realizadas.
Este programa plantea deducciones en el IRPF para los ejercicios de 2021, 2022 y 2023, es decir, en la declaración de la Renta, para los particulares que realicen obras en su vivienda habitual, como el cambio de ventanas, para mejorar la eficiencia energética.
Desde la marca nos indican que “en términos de aislamiento y eficiencia energética, las ventanas con sistemas KÖMMERLING se caracterizan por ofrecer unos de los mejores valores del mercado, alcanzando sobradamente lo exigido en las normativas”.
La solicitud de estas subvenciones supone, en la mayoría de los casos, la contratación de un Agente Rehabilitador y el cumplimiento y justificación de una serie de requisitos. Una gestión que no siempre resulta sencilla y en la que KÖMMERLING ha decidido ser parte activa, impulsando diferentes acciones con las que acompañar al consumidor en todo su proceso de compra y gestión de la subvención.
Con este tipo de campañas KÖMMERLING pone en valor su imagen de liderazgo en el sector de la ventana, dada la rapidez con la que ha sabido alinearse a la iniciativa europea y facilitar el acceso al usuario final. La marca impulsa un cambio de ventanas con el que el consumidor puede percibir una subvención de hasta 4.000 euros, mejorando a su vez la eficiencia energética y el confort de su vivienda.