Basado en el estudio realizado por los Profesores Enrique Dans y Gildo Seisdedos
¿Cuáles son los retos que enfrentan las grandes urbes? ¿Qué rol juega la movilidad sostenible y la micromovilidad frente a los altos grados de contaminación de las ciudades? Junto a Dott, empresa europea de micromovilidad, lanzamos en el IE Business School un estudio que trata de esclarecer los mitos sobre la seguridad en la micromovilidad y muestra una marcada tendencia: la integración multimodal de los medios de transporte.
La investigación arroja que la micromovilidad tiene el potencial de solucionar el problema de la primera y de la última milla y además, desmitifica ideas sobre su seguridad, surgidas a raíz de la injustificada atención mediática que se dio a sus posibles peligros.
LOS RETOS DE LA MOVILIDAD URBANA
La movilidad eficiente es un desafío relevante de las urbes; no por casualidad cuando pensamos en ciudades, lo primero que viene a nuestra mente son imágenes de atascos y congestión de tráfico. A las pérdidas de tiempo para los ciudadanos, con un fuerte impacto en la economía, se suman los niveles de contaminación ambiental, un riesgo para la salud de la población. Los medios de transporte representan una de las principales fuentes de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, según informes del Banco Mundial.
La estimación hacia 2030 predice que el sesenta por ciento de la población mundial vivirá en ciudades, y más de dos mil millones de ciudadanos se incorporarán a la clase media. La combinación de ambas tendencias trae como consecuencia la duplicación de las ventas globales de automóviles, de 70 millones por año en 2010 a 152 millones en 2015, más de la mitad para su uso en entornos urbanos. Las previsiones apuntan a que la actual flota global de 1.200 millones de automóviles podría llegar a duplicarse en 2030, según estudios de McKinsey.
LA MICROMOVILIDAD COMO SOLUCIÓN
La revolución digital llega al rescate y, de la mano de la tecnología – la conjunción de apps, smartphones, big data, internet of things y motores eléctricos, entre otros avances – se ofrece una ventana de oportunidad para que las ciudades disfruten de una movilidad eficiente, saludable y respetuosa con el medio ambiente, en la que la micromovilidad se vuelve una pieza clave.
Las empresas de movilidad compartida constituyen una especie de tercer sector alternativo, y la nueva generación de servicios de transporte innovadores que conforman una oferta de recursos de movilidad con un gran potencial.
CUATRO CLAVES PARA EL ÉXITO DE LA MICROMOVILIDAD
El potencial de la micromovilidad como solución para los desafíos de la movilidad urbana es evidente. Y, sin embargo, se enfrentan a trabas que dificultan su exitosa contribución a las ciudades
- Seguridad y Micromovilidad. Desmontar el mito. Los patinetes son el vehículo más lento y ligero en las ciudades después del peatón: pueden ir a un máximo de 25 km/h incluso en bajada, donde se frenan automáticamente, una característica que no tienen otros vehículos como las bicicletas. Son varios los estudios que relacionan directamente la velocidad de impacto con el riesgo para el peatón, y que afirman que a 25 km/h el riesgo es razonablemente bajo, lo que influye en que la mayoría de ciudades estén limitando calles o zonas enteras a 30 km/h.
Además, las empresas de sharing pueden añadir tecnología para evitar que el patinete entre en zonas peatonales (se frena) o reduzca la velocidad en zonas de alta densidad peatonal a 10 km/h., una medida que ya se ha puesto en práctica en numerosas ciudades.
En resumen, la micromovilidad puede incrementar la seguridad de la movilidad de una ciudad en la medida en que reduce el número de desplazamientos en coche o motocicleta. También debido a que incrementa el alcance de la red de transporte público, facilitando el acceso más amplio a sus estaciones. Y por último, los patinetes generan la masa crítica necesaria de demanda para impulsar infraestructuras de vías ciclables seguras y densas.
- El uso del espacio público. El World Economic Forum define el espacio de aparcamiento en las ciudades como “la próxima gran frontera urbana”, y delinea un futuro en el que el uso de la movilidad intermodal y compartida permite liberar hasta el 86 % del espacio en las aceras. Las tendencias del urbanismo moderno proponen actualizar las formas de aparcar: un vehículo particular permanece en el espacio público durante el 95% del tiempo. Las restricciones durante la pandemia han contribuido a ello en numerosas ciudades y barrios mediante la reasignación razonablemente exitosa de esos espacios a otros usos.
- El rol de los patinetes en el modal shift. Los patinetes compartidos reducen la dependencia del vehículo privado en la medida en que ofrecen un sustituto ocasional donde no hay alternativas competitivas. Los patinetes no compiten con otras formas sostenibles de movilidad como el paseo o el transporte público, sino que son una opción y un camino hacia una nueva forma de trasladarse que convive con el resto de transportes.
- Hacia una integración multimodal fluida. Las ciudades comenzaron por regular el uso de vehículos y ubicar su circulación en la calzada ante la lógica imposibilidad de compartir el espacio con los peatones. En muchos casos, las calles son caóticas y desordenadas. La mayor parte de las ciudades han llevado a cabo una limitación del número de operadores mediante sistemas de adjudicación y pliegos de condiciones con requisitos de diversos tipos, entre los que resultan significativos e importantes la compartición de datos con el ayuntamiento mediante formatos y herramientas que posibiliten la generación de información útil y accionable, así como sistemas de control sobre los propios patinetes que impidan determinados comportamientos, desde la limitación de su velocidad hasta sistemas que impidan aparcarlos en determinadas zonas.
[…] dedica un artículo, «El 44% de los viajes en patinete se combinan con el transporte público» (pdf), al informe que preparamos mi compañero Gildo Seisdedos y yo el pasado octubre, en el que […]
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