Huertos Urbanos alimentando el futuro
A medida que ha ido avanzando la sociedad y con ella el surgimiento de nuevas técnicas o dispositivos tecnológicos, el ser humano se ha aislado en gran medida de la naturaleza que lo rodea. Sin embargo, para algunos gracias a las consecuencias de la pandemia y el encierro obligado, algunos destellos han comenzado a surgir en las grandes ciudades para descomprimir el cemento.
Es cierto también que durante la historia ha cambiado considerablemente la conexión de las personas con sus alimentos, al punto de consumir alimentos altamente procesados cuyo origen desconocen en gran medida. No solo esto, sino que también se ha desconectado de la sensación de bienestar que da el hecho de estar rodeado de plantas, animales o espacios verdes.
Sin embargo, no son todas negativas, ya que dentro de las consecuencias de la pandemia de Covid-19 que atravesó el mundo poco tiempo atrás, se desprendió un halo de luz para los soñadores. Es que con tiempo para pensar en sus hábitos y sin muchas obligaciones, las personas en general se animaron a repensar sus costumbres y sus formas de transitar el espacio-tiempo.
En ese sentido, en ciudades repletas de cemento es lógica la reducción de la calidad de vida de las personas, no solo por una cuestión de paisaje, sino también por la retención de calor, los ruidos y la mala calidad del aire.
En este contexto la agricultura urbana emerge como una solución innovadora para enfrentar los desafíos alimentarios y medioambientales de la actualidad. La expansión de las áreas urbanas ha impulsado la necesidad de repensar la forma en que producimos alimentos y utilizamos nuestros espacios.
Así, las huertas en terrazas se alzan como un pilar fundamental no sólo para garantizar la soberanía alimentaria, sino también para proporcionar zonas verdes en las metrópolis y promover prácticas sostenibles de cultivo regenerativo y gestión de residuos.
SOBERANÍA ALIMENTARIA URBANA
La agricultura urbana se erige como una respuesta ante la creciente demanda de alimentos en un planeta con población en aumento. Las huertas en terrazas, al ser cultivadas en los mismos lugares donde la gente reside y trabaja, tienen un impacto directo en la seguridad alimentaria de las comunidades urbanas.
La distancia entre el lugar de producción y el consumidor se reduce drásticamente, disminuyendo la dependencia de largas cadenas de suministro y contribuyendo a la mitigación del cambio climático al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte de alimentos.
En la jungla de asfalto que caracteriza a muchas ciudades modernas, la presencia de espacios verdes es esencial para el bienestar físico y emocional de los habitantes. Las huertas en terrazas no sólo proporcionan alimentos frescos, sino que también transforman los techos y áreas elevadas en oasis naturales en medio del entorno urbano.
Estos espacios no solo mejoran la calidad del aire al absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno, sino que también actúan como reguladores térmicos, reduciendo el efecto de isla de calor urbano.
Un caso de agricultura urbana destacado fue el que instauró la ciudad de Rosario en Argentina, el cual recibió el premio internacional World Resource Institute Prize for Cities. Se basó en un enfoque más amplio que las terrazas urbanas, ya que propuso por medio de la utilización estratégica de los terrenos públicos y los espacios periurbanos privados, la habilitación de dichos espacios para la organización de talleres de huertas y plantaciones comunitarias. Este programa diseñado para un mejor desarrollo alimentario y nutricional de aquellas personas con bajos ingresos significó una mejora en la resiliencia y en la reducción de cadenas de suministro de alimentos más compactas, en un marco inicial de crisis económica en el año 2001 pero que luego siguió en el tiempo.
CULTIVO REGENERATIVO Y REDUCCIÓN DE RESIDUOS
Una de las características más notables de la agricultura urbana en huertas de terraza es su potencial para implementar prácticas de cultivo regenerativo. Estas técnicas se enfocan en mejorar la salud del suelo y la biodiversidad, reduciendo la necesidad de insumos químicos.
La utilización de compostaje, un proceso natural de descomposición de materia orgánica, se convierte en una herramienta invaluable en este enfoque. Los residuos orgánicos generados en las ciudades pueden ser transformados en abono de alta calidad a través del compostaje, cerrando el ciclo de nutrientes y reduciendo la cantidad de desechos que terminan en los vertederos.
El compostaje en las huertas de terraza no solo contribuye a la fertilidad del suelo, sino que también ayuda a mitigar el problema de la gestión de residuos orgánicos en las áreas urbanas. En lugar de terminar en rellenos sanitarios, los restos de comida y otros materiales orgánicos se convierten en valioso abono para enriquecer la tierra. Esto reduce la cantidad de residuos que deben ser recolectados y tratados, aliviando la presión sobre los sistemas de gestión de residuos y evitando la liberación de metano, un potente gas de efecto invernadero, proveniente de la descomposición de los residuos orgánicos en vertederos.
La agricultura urbana, especialmente a través de las huertas en terrazas, está redefiniendo la relación entre las ciudades y la producción de alimentos. Alimentar a las poblaciones urbanas de manera sostenible y brindar espacios verdes en medio del concreto se ha vuelto más alcanzable gracias a esta práctica. El cultivo regenerativo y la implementación del compostaje en estas huertas no solo aumentan la productividad y la resiliencia de los sistemas de cultivo, sino que también contribuyen a la reducción de la huella ambiental y a la construcción de comunidades más conectadas con la naturaleza.
En última instancia, la agricultura urbana y las huertas en terrazas no solo están cultivando alimentos, sino también esperanza para un futuro más equitativo, saludable y sostenible en nuestras ciudades.