La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es la única representante de una ciudad española en la Cumbre del Clima, que se celebra en Glasgow. Junto a sus homólogos de Londres y París, Sadiq Khan y Anne Hidalgo, ha presentando las políticas contra el cambio climático que se están implementando en Barcelona, con el proyecto Superilla Barcelona como mayor exponente de las mismas.
Ada Colau es además la vicepresidenta de la red de ciudades por Europa. Durante la cumbre fue presentada como una líder en la creación de planes sostenibles y de acciones contra el cambio climático.
El programa Superilles da un paso adelante y se convierte en el modelo de transformación de las calles de toda la ciudad, con el objetivo de recuperar para la ciudadanía una parte del espacio que actualmente ocupan los vehículos privados. El objetivo es conseguir un espacio público saludable, con más verde, más justo y seguro, que favorezca las relaciones sociales y la economía de proximidad.
Cities Race to Zero
De momento se han adherido a la campaña ‘Cities Race to Zero’ un total de 1.053 ciudades y gobiernos locales de 75 países, que representan unos 880 millones de personas. El objetivo es llegar a 10.000 ciudades, así como reunir el apoyo de empresas, regiones e inversores.
Las grandes áreas urbanas son clave para hacer frente a la emergencia climática y las desigualdades. En este sentido, en la presentación de la campaña de compromiso se han destacado como ejemplos el proyecto Superilla Barcelona y la comercializadora eléctrica Barcelona Energia.
Solo buenas intenciones en Glasgow
Realmente la Cumbre del Clima está suponiendo un montón de buenas intenciones que no acaban de firmarse en compromisos serios.
Desforestación, energías limpias y metano centraron los compromisos a los que se ha sumado los 120 líderes que acudieron a la cumbre durante la semana pasada. Compromisos que no forman parte de las negociaciones oficiales de Naciones Unidas, por lo que no cuentan con una vinculación legal.
Así, por ejemplo, las alianzas sobre desforestación o impulso de energías verdes no se han concretado en objetivos claros, o el de las emisiones de metano, que cuenta con un objetivo claro, pero que no se recoge en ningún instrumento internacional para que se pueda comprobar su grado de cumplimiento.